La carne de pato tiene un sabor fuerte y ahumado, que se puede comparar con el de la carne de pavo o el pollo. Es rico en proteínas, vitaminas y minerales como hierro, zinc y vitaminas B. También es relativamente rico en grasas, en particular en grasas saturadas, lo que hace que la carne consuma con moderación en el marco de una dieta equilibrada.